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lunes, 16 de junio de 2025

Las tormentas


Siempre me han gustado las tormentas de verano. Por muchas razones. La primera, porque es un verdadero espectáculo de la naturaleza: nubarrones melodramáticos, lluvias torrenciales, granizo, rayos, truenos, ráfagas de viento...

Pero es que, además, las tormentas refrescan el ambiente y alivian los campos resecos. Y el campo se inunda de ese olor tan característico de la tierra mojada (olor al que un cursi le puso un nombre ridículo).

Esta semana hemos tenido un par de noches oscuras y tormentosas, así que he disfrutado trotando luego al amanecer con el campo mojado y una ligera neblina velando el paisaje. Sudando la gota gorda por la humedad, como si estuviera en el norte, y no por ese sol blanco que ya quema en estas fechas desde que asoma por el horizonte.





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