Llevo ya varios días en los que salgo a correr sólo de vez en cuando. Arrastrando los pies por los caminos o brincando entre los matojos resecos. Con mucho calor y alguna tormenta vespertina. Con pocas ganas ya de triscar por el monte.
Se acerca mi reposo estival, y ya sólo me reservo para poder hacer una o dos salidas montañeras, antes de perder del todo la poca forma que he ido imbuyendo en mis piernas cansadas. Aprovechando las últimas balas que me quedan.
Después vendrá un periodo de reposo más o menos obligado. Lo que me servirá para recargar las ganas, y volver mirando al otoño con nuevas ansias de perderme al trote por el campo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario