La misma persona que lanzó la idea de que habíamos nacido para correr, desde un punto de vista científico, nos invita a plantearnos si realmente es eso cierto, o si la frase tiene un poco de trampa.
La duda y la curiosidad son dos de las herramientas más necesarias para que el conocimiento avance. Y en este caso, lo que lleva a Daniel Lieberman a plantearse si realmente hemos evolucionado para trotar y movernos es comprobar como las pocas poblaciones de cazadores y recolectores que viven dispersas por el planeta, así como las que se alimentan gracias a una agricultura básica, no se caracterizan precisamente por su ritmo frenético de vida.
Más bien todo lo contrario. Si en algo nos caracterizamos los seres humanos es en comportarnos como verdaderos animales, y seguir cada día la ley del mínimo esfuerzo. A lo largo de la historia, la humanidad sólo ha corrido por necesidad: para escapar de una amenaza, para conseguir comida, para coger el autobús... Pero la idea de hacer ejercicio porque es sano y natural no está impresa en nuestros genes.
En 2004, Lieberman publicó un estudio en Nature sobre la importancia de la carrera de resistencia en la evolución humana, de la que surgió la mítica frase "Born to Run." Su idea principal era que a lo largo de dos millones de años, el Homo erectus había desarrollado las características anatómicas necesarias para correr largas distancias en el calor africano, con el fin de poder cazar.
Sin embargo, en un momento del libro, el autor aclara que más que para correr, lo que parece es que evolucionamos para convertirnos en unos caminantes incansables. Es cierto que a veces vamos al trote cochinero, y a veces hasta esprintamos un poco. Pero a lo largo de millones de años lo de correr no ha sido nunca nuestra principal ocupación. Ni preocupación.
Lieberman nos demuestra que tenemos un cuerpo muy eficiente a la hora de trotar, aunque lo hagamos sobre dos patas. Y además, nuestra capacidad para sudar la gota gorda nos permite aguantar mejor los esfuerzos a pleno sol. De hecho, los humanos somos los campeones del mundo animal a la hora de sudar. Pero tenemos que rendirnos ante la evidencia: no somos buenos corredores.
A lo largo de este interesante libro, Daniel Lieberman va desmintiendo todo tipo de mitos sobre el ejercicio físico en general y sobre las carreras en particular. Y también analiza los beneficios de llevar una vida activa en un mundo que nos tienta cada vez más con cantos de sirena desde el sofá. De ahí el subtítulo del libro: Why Something We Never Evolved to Do Is Healthy and Rewarding.
Por eso, aunque la idea de "ejercicio" sea muy reciente, rara y, en cierta medida, antinatural, lo que nos recomienda es que tratar de encontrar formas amenas y divertidas de mover nuestros cuerpos. En su opinión, y desde el conocimiento evolutivo de un paleoantropólogo, nos recomienda hacerlo en compañía, como buenos animales sociales que somos.
> Ver la presentación del libro por parte de Daniel Lieberman
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