martes, 29 de junio de 2021

La Solana y el cuartel


Cansado ya de los recorridos más habituales en mis trasiegos matutinos, esta vez he optado por llegarme hasta el cuartel, pasando antes por el alto de la Solana por aquello de que siempre es mejor quitarse las cuestas al principio.

Una salida en la que primero he trotado en dirección contraria, llegando hasta el prado alto del Robledillo, desde el que la tradición requiere que haga siempre la misma foto de rigor (y que terminan siendo un par de cientos cada año). Luego ya he enderezado hacia el este para disfrutar desde la Solana de unas vistas hacia Madrid sobrevolando el monte del Pardo.

Un sitio este realmente peculiar y anacrónico en pleno siglo XXI. Un coto casi urbano mantenido lejos del mundanal ruido por obra y gracia de Patrimonio Nacional, entidad que mantiene todo el monte cerrado y con las visitas prohibidas.

Más allá de lo justo o injusto de la situación, lo cierto es que gracias a ello se ha conseguido conservar medio silvestre una extensa área de monte mediterráneo a las puertas de la ciudad más ruidosa y contaminada de España. Si el Pardo no fuera el jardín de la realeza, Madrid sería una ciudad todavía más asediada por los coches. Fortificada detrás de nuevos anillos concéntricos de asfalto.

Así que por suerte podemos ver los edificios lejanos de la capital detrás de un extenso valle verde. Que nos permite además disfrutar de un campo más rico en fauna y en vegetación. Ojala siga vedado para nuestros pasos durante mucho tiempo.

1h 33 min







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