miércoles, 16 de julio de 2025

La despedida


En la última salida antes de viajar al norte me he acercado al arroyo de Valgrande, alargando uno de mis recorridos habituales. Pero, al hacerlo trotando en sentido inverso, me ha permitido descubrir paisajes nuevos. Es lo que tiene salirse de las rutinas.

En esta zona, que está al otro lado de la Solana, nunca me suelo encontrar con gente. Parece como si la pista que va desde el cuartel al corral del Pendolero marcara una frontera para ciclistas y paseantes.

Así que las veces que bajo hasta Valgrande puedo disfrutar de la soledad más absoluta. Una soledad que se acentúa con el silencio, ya que a este pequeño vallejo no llegan los ruidos del pueblo ni de la carretera, al estar oculto y retirado. Así que he disfrutado de verdad de esta salida entre prados secos, pensando ya en esos otros más verdes que me esperan a la vuelta de la esquina.

1h 42 min




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