No quería correr mucho, y vaya si lo he conseguido. Por un
lado, tenía ganas de hacer una última salida veraniega el jueves que viene. Así
que no quería forzar mucho. Y por otra parte, el fin de semana pasado noté que mi
pierna izquierda estaba un poco temperamental.
Así que, en cuanto empecé a notar la rodilla rara, decidí
pararme del todo. Y volver dando un agradable paseo bajo el sol matutino.
No hay más resumen que la esperanza de que sea sólo una
pequeña tontería. Y pueda dentro de unos días hacer un recorrido precioso y
motivador.
Enhorabuena por la decisión de pararte, no es nada fácil y hay que tener la cabeza muy fría para hacerlo.
ResponderEliminarEn cualquier caso, esto es ya el canto del cisne. Voy a tener que dedicarme a hacer ganchillo, o algo así.
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