Aunque la costa de Portugal entre Lisboa y Oporto está mucho más urbanizada que el Alentejo y el Algarve, también es posible encontrar lugares tranquilos con vistas al mar para correr en soledad. Como por ejemplo los acantilados que se extienden entre la Foz do Arelho y la bahía de San Martinho do Porto.
El recorrido sale de una aldea que hay al sur de esta bahía, y remonta por una enorme duna de arena las pequeñas colinas que acaban en cortados y calas rocosas de cara al atlántico. Una vez arriba lo más fácil es perderse tranquilamente en la red de senderos y caminos que siguen la costa o que se acercan hasta los miradores. Como el de las ruinas de la capilla de Santa Ana, que se encuentran en la misma punta de la barra sur que cierra la bahía.
Toda esta zona es perfecta para correr, porque aunque no es realmente salvaje se puede disfrutar tanto de las vistas como de la gran cantidad de flores y plantas que crecen gracias a la humedad del océano. De hecho, no es extraño en esta zona las brumas marinas matinales o vespertinas.
Y, para finalizar el recorrido, merece la pena subir hasta el mirador del Crucero, desde el que se puede ver la forma perfecta de la bahía de San Martinho.
1h 16 min
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