Dos semanas a salto de mata

Las dos últimas semanas he estado muy liado, y entre unas cosas y otras he salido a correr unos días sí y unos cuantos no. Además, los pocos días en los que he trotado me he sentido flojo, cansado y con la pesadez de un paquidermo al desplazarme.

Alto de la Solana

Un recorrido corto en el que he vuelto a notar al final la falta de gasolina. Lo bueno es que como se trataba disfrutar del buen tiempo cerca de casa, me lo he tomado con calma desde el principio. Primero trotando por las praderas de la Berzosa y luego rodeando las Colinas hasta los altos de la Solana.

Canticos espirituales

A pesar de la pila de años que llevo observando pájaros en el campo, todavía no distingo a casi ninguna especie por el canto. Y lo que empezó como falta de oído musical ha empeorado encima con la sordera creciente. Por eso, me alegro cuando consigo fijar en mi memoria el tono, ritmo y melodía de cualquier pajarillo.

De Tres Cantos a Hoyo

Un recorrido que llevaba muchos años queriendo hacer, pero que no ha sido lo que yo esperaba. Para empezar, porque la mayor parte del camino es relativamente pobre respecto al paisaje. Se ven más cosas bonitas a lo lejos que lo que se disfruta de cerca. Y además, porque he sufrido como un idiota por senderos fáciles.

La velocidad está sobrevalorada

Nunca he sido rápido corriendo. Ni siquiera cuando tenía 20 años. Lo mío ha sido siempre la resistencia más allá del agotamiento. Quizás porque es algo que no tiene que ver con un buen físico y si con una mentalidad cerril. Donde no llegan las atletas, llegan los obstinados y cabezotas.