Esta semana he salido a correr cuando todavía era de noche. Aprovechando esa burbuja de luz que rodea los pueblos y ciudades. Contaminación lumínica que nos priva del cielo estrellado, pero que nos permite también salir al campo sin linterna. Un mísero consuelo.
sábado, 26 de octubre de 2019
lunes, 21 de octubre de 2019
La belleza cotidiana
Después de años corriendo al alba y durante el crepúsculo, todavía sigo sin tener claro con qué momento quedarme. Por la mañana los pájaros comienzan a cantar un rato antes de que el cielo empiece a iluminarse débilmente. Luego, una luz blanca permite diferenciar poco a poco los detalles del paisaje. Y al final los primeros rayos del sol pintan el campo de color naranja.
jueves, 10 de octubre de 2019
Esperando al otoño
Si no fuera porque no lleva ya tiempo sin caer ni una gota de lluvia, yo podría vivir siempre en esta bola extra que nos ha concedido el verano. Con el fresquito justo para correr al alba, y pasando el resto del día en camiseta. Pero supongo que antes o después llegará el otoño.
martes, 1 de octubre de 2019
La luz que se apaga
Quedan pocos días para que deje de correr al alba y pase directamente a trotar cuando sea todavía de noche. Los días se reducen y, muy pronto, además, llegarán el frío y la lluvia (si todavía no nos hemos cargado del todo el clima). Así que la sensación que tengo estos días es la de correr de prestado.
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