Ya se nota que los días van creciendo de verdad. El sol se está volviendo más tempranero, y nos regala su luz unos segundos antes que ayer, al menos cuando no amanece un cielo nublado. Ni siquiera el frío que ha llegado esta semana me ha quitado la sensación de que todo ha vuelto a comenzar de nuevo.
Además, también he estrenado zapatillas nuevas. Ligeras, sencillas, cómodas, con buena suela... Sin duda son las mejores con las que he corrido nunca. Y curiosamente las más baratas que he visto en toda mi vida.
Así que mis troterías han estado marcadas esta semana por una sensación de renacimiento y novedad. Lo que no quita para que mis piernas sigan yendo a un ritmo lento y cansino. Casi no se puede decir que realmente corra, pero al menos a esta velocidad puedo fijarme mejor en lo que me rodea.
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