A pesar del trancazo que tengo encima, no podía dejar pasar la oportunidad de correr un poco en Granada. Tal y como estaba no podía ponerme a subir a montes, así que he optado por un recorrido totalmente llano y sencillito: remontar el Genil desde la ciudad hasta el embalse de Canales. Y luego volver por el mismo camino.
Un camino en el que me ha sorprendido encontrarme con mucha gente paseando cuando todavía era de noche. Aunque la edad de los andarines me ha indicado que este debe ser uno de los paseos de colesterol que existen en todas las ciudades y pueblos.
La primera parte del recorrido es bastante sosa. Pero cuando se deja atrás Cenes, el sendero se hace un poco más pequeño y silvestre hasta Pinos Genil, abriéndose paso entre la vegetación que crece a orillas del río.
En la vuelta he agradecido la ligera cuesta abajo, porque el virus y la falta de ejercicio me han dejado las piernas un poco anquilosadas. Y llegando a Granada, también le he hecho fiestas al sol que iluminaba el camino y que me calentaba por primera vez en todo el recorrido.
2h 7 min
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