Estamos teniendo un tiempo realmente raro. Lo normal a estas alturas sería haber pasado ya por un par de temporales cargados de lluvia otoñal, y salir a correr con ropa de abrigo. Pero seguimos con una sequía que dura ya cuatro meses, y el frío tan sólo se ha asomado durante un par de días en septiembre.
Con estos mimbres, el campo está como si se hubiera detenido en el tiempo: no crece nada porque no hay agua, y los árboles siguen conservando sus hojas resecadas por falta de esos primeros vientos helados típicos de octubre.
De vez en cuando el cielo amanece cubierto con nubarrones prometedores. Pero terminan pasando de largo como los americanos de Bienvenido Mr Marshall. Sé que me repito, pero estoy deseando que vengan las Lluvias. En plural y con mayúscula.





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