jueves, 9 de octubre de 2025

La berrea


Como salgo a correr al amanecer, de vez en cuando me suelo cruzar con algún ciervo. Son animales muy tímidos e huidizos (lo normal cuando la presencia humana se suele traducir en una balacera), así que lo máximo que llego a atisbar es la grupa de algún ejemplar solitario cuando huye entre las jaras. Por eso, hoy me ha sorprendido ver tantos.

Mientras trotaba por el valle del Peregrinos he oído a un macho berreando, el primero que he podido escuchar en los campos de Hoyo. Luego me he cruzado con una pareja, y más tarde con varios grupos de ciervas. Nunca he llegado a comprender de verdad qué pasa por la cabeza de un cazador cuando mata a uno de estos animales.

Porque cuando el hambre aprieta, la caza es necesaria en muchas ocasiones para sobrevivir. La gente mata animales salvajes en esas ocasiones con la misma intención que el que recolecta frutos silvestres. Incluso comprendo la necesidad de sacrificar ejemplares de especies cuando se convierten en una plaga.

Pero la caza moderna, la "deportiva", en el fondo consiste en acabar con la vida de un ser vivo por... qué? por placer? De verdad el hecho de matar a un conejo, a una cierva o a una paloma te puede llegar a gustar?

Porque la razón que aducen algunos de que es una forma de conectar con el campo es tan ridícula que no merece la pena ni tenerla en cuenta. Así que hoy, una vez más, he vuelto a tratar de meterme en la cabeza de un cazador. Y lo que veo sigue sin gustarme.

2h 5 min






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