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martes, 5 de diciembre de 2023

Pensando en las musarañas


Hace unos días estaba trabajando en el jardín cuando apareció de repente entre las hojas secas un visitante inesperado: una pequeña musaraña que exploraba lo que para ella debía representar un gran reino.

jueves, 10 de enero de 2013

Bichos


Me gusta el campo desde que era pequeño. Cuando era un crío, me perdía los fines de semana por el bosque con unos prismáticos y un bocadillo para ver pájaros. Me subía a los riscos para ver los nidos de buitre. Y en los pinares, siempre buscaba a los azores entres las copas de los árboles.

Así que ahora, cuando corro, también disfruto cuando se me cruza algún ejemplar de la fauna local. Y el caso es que se ven bastantes bichos. En muchos ocasiones porque, al ir corriendo, aparecemos a veces de pronto en medio de una escena animal que nos perderíamos si fuéramos más lentos.

En los últimos años corriendo por la sierra de Madrid, estos son los animales silvestres con los que me he cruzado:


Ciervo y gamo: aunque no se puede decir que sean muy silvestres los que pacen en el Soto de Viñuelas. Realmente son vacas flaquitas criadas para que los cazadores se sientan muy machotes.

Corzo: estos sí que son de campo. Son muy tímidos y resulta raro encontrarse con ellos en la soledad de los bosques de pinos o robles.


Jabalí: también gloria de los cazadores. Aunque cuando te los cruzas de noche acojonan.

Cabra montes: un poco parecido a lo de los ciervos. Hace años las reintrodujeron en la sierra, y ahora pacen en los roquedales de alta montaña con muy poco espíritu salvaje. 

Zorro: muy raro de ver, pero al ir rápido les he sorprendido a veces lo justo para verlos desaparecer entre los arbustos.


Conejo: más conocidos como la plaga. En algunos sitios casi ni se apartan del camino cuando corres.

Liebre: son más esquivas que los conejos. De hecho solo las he visto al levantarlas sin querer cuando estaban encamadas.

Ardilla: a veces se las ve jugando por los troncos en los pinares tranquilos.

De los reptiles, lo único reseñable fue una serpiente de escalera que repto a mi vera mientras corría al lado de una valla. La pobre lo pasó mal hasta que encontró un huequecillo entre las piedras para esconderse. El resto han sido lagartijas varias y lagartos ocelados (algunos de un tamaño respetable).

En cuanto a las aves, el abanico es mayor: perdices, milanos negros y reales, buitres negros y leonados, cigüeñas, garzas, garcillas, grajillas, urracas, rabilargos, cogujadas, pinzones, zorzales, mirlos, estorninos… Y avestruces (en una finca de Villalba).