Valle del Peregrinos

El buen tiempo nos ha echado a todos a la vez al campo. Paseantes, ciclistas, corredores... todos hemos querido aprovechar ahora este sol que ya anuncia la primavera. No sea que en unas semanas tengamos que volver a envolvernos para esquivar los vientos fríos del norte.

Cerro de la Lechuza

Aprovechando un día festivo he salido a correr cuando el sol calentaba ya el campo. Un día tan glorioso que daban ganas de seguir corriendo sin parar para aprovechar el buen tiempo. Así que me he puesto a ello.

Cerro de la Lechuza

Primer día realmente fresco de esta nueva temporada. Todavía no hace frío, pero el viento nos ha traído un poco del norte a casa. Sin lluvia, pero con ganas ya de comenzar a sacar la ropa larga del armario.

Cerro de la Lechuza

Después de tantos vendavales se agradecen un poco de calma y de buen tiempo. Así que he aprovechado para hacer una salida por el valle del Peregrinos, para revisitar senderos por los que llevaba tiempos sin pasar.

La gran floración

Hay un momento en la primavera en que todas las plantas parecen ponerse de acuerdo para florecer a la vez.  Y parece que ya ha llegado esa explosión de colores. Muchas de las especies que comenzaron a lucir sus galas en enero, como los romeros, todavía siguen tentando a las abejas. Y así lo mismo pasa con las demás que ya estaban presentes (cantuesos, gamones, jaras...). Pero a ellas se les han añadido todas las demás, o casi.

Las cascadas

Un salida tranquila por el valle del Peregrinos, subiendo hasta las cascadas del Covacho, rodeando el cerro de la Lechuza, bajando por el Cerrulén y volviendo por el antiguo camino de Galapagar. Una zona que tengo ya muy trotada, pero que sigue escondiendo algunas pequeñas sorpresas.

Valle del Peregrinos

Un recorrido  por el valle del Peregrinos, remontando las faldas de la sierra de Hoyo hasta el cerro de la Lechuza y bajando luego por el Cerrulén. Un valle que, aunque pertenece a Moralzarzal, está mucho más cerca de Hoyo, así que aquí lo consideramos como nuestro.

Cerro de la Lechuza

Primera salida digna de su nombre desde el verano. Un recorrido no demasiado largo, pero que me ha permitido trotar por esos senderillos medio perdidos que conozco en el valle del Peregrinos, escapando de las hordas de ciclistas que brotan como las setas durante el fin de semana.

Cerro de la Lechuza

Primera salida de verdad después del confinamiento. Ni muy corta, ni demasiado larga, que las piernas no están para tirar cohetes. Así que una opción perfecta era culebrear por el valle del Peregrinos y subir hasta el cerro de la Lechuza.

Cerro de la Lechuza

Una nueva salida relativamente corta en la que el cansancio me ha pesado en las piernas. Al menos la experiencia me ha terminado enseñando que cuando el cuerpo está flojo, el mejor ritmo es el que nos marcan los pulmones: trotando despacito y sin jadear.

Cerro de la Lechuza

Con la llegada de las vacaciones escolares ha llegado también un pequeño cambio en mis rutinas de trote matinales. Y para empezar he optado por un recorrido clásico y sencillo. Una vuelta por el valle del Peregrinos hasta el cerro de la Lechuza.

Cerro de la Lechuza

Hace tiempo que no salía a correr al atardecer. Y puede que sea porque mi cuerpo ya no está acostumbrado a trotar a esas horas, o por los kilómetros que he acumulado esta semana, pero lo cierto es que he terminado realmente cansado.

Cerro de la Lechuza

Aprovechando que el puente escolar me ha dejado la logística favorable para trotar más tiempo, he hecho un recorrido por el arroyo del Peregrinos hasta el cerro de la Lechuza. Saliendo al alba y disfrutando del amanecer en medio del campo. Como debe ser.

Cerro de la Lechuza

Una salida al anochecer por el valle del Peregrinos. Trotando despacito (por aquello del calor) y subiendo hasta el cerro de la Lechuza para admirar el panorama.

Cerro de la Lechuza

Los brujos del tiempo nos anuncian el regreso de calor a partir de mañana. Así que he aprovechado hoy para trotar un poco a mediodía. Agradeciendo todavía los rayos del sol que probablemente evitaremos dentro de poco para no terminar requemados.

Cerro de la Lechuza

Una salida vespertina corriendo tranquilamente durante un rato por el valle del arroyo Peregrinos. Subiendo hasta lo alto del cerro de la Lechuza para admirar el panorama, y disfrutando de un día con sol casi veraniego y una brisa medio invernal.

Cerro de la Lechuza y Torrelodones

El invierno ha pasado de largo sin hacer honor a su nombre, pero la primavera está siendo de libro. Y hoy, mientras corría durante el primer día oficial de la estación, he podido vivir todas sus neuras y contradicciones: sol, frío, calor, lluvia y viento. Un verdadero placer.

Cerro de la Lechuza

Hoy lleva todo el día lloviendo fuerte. Y a la hora de comer, cuando he ido a recoger a mis hijos, he visto desde la carretera a dos tipos corriendo por el campo, mojándose de lo lindo. Con la ropa pegada al cuerpo y la cabeza inclinada para evitar el viento en la cara eran la viva imagen de la desolación. Pero no he podido evitar una punzada de envidia.

Cerrulén y cerro de la Lechuza

Último día de lluvia y niebla, antes de que llegue una semana de frío (lo más duro de este poco duro invierno que estamos teniendo). Y con este tiempo tan gris y somnoliento, en el que parece que nunca llega a hacerse de día del todo, mi cuerpo ha estado también a medio gas.

Cerro de la Lechuza

Una salida al trote al atardecer, justo en el momento en que la niebla nos devuelve un cielo limpio y despejado. Después de dos días inmersos en las nubes, se agradece ver de nuevo el sol y las estrellas. Así que he aprovechado las últimas horas de luz para descubrir algunos de los parajes cercanos al cerro de la Lechuza que todavía no conocía. Como por ejemplo el cerro Chico, su hermano casi gemelo.