El invierno ha pasado de largo sin hacer honor a su nombre, pero la primavera está siendo de libro. Y hoy, mientras corría durante el primer día oficial de la estación, he podido vivir todas sus neuras y contradicciones: sol, frío, calor, lluvia y viento. Un verdadero placer.
En la primera parte del recorrido he disfrutado del buen tiempo. Calentándome con el sol de la tarde he subido por el valle del Peregrinos hasta el cerro de la Lechuza. Un mirador perfecto para ver lo que me esperaba por la zona de Torrelodones: unos negros nubarrones de los que caían cortinas de lluvia.
Y hacía allá que me he ido. Metiéndome de lleno en la tormenta y dejando que pasara por encima de mí mientras rodeaba el canto del Pico. Disfrutando como un niño. Porque aunque a los que no corren les pueda parecer raro, trotar bajo la lluvia es algo que nos suele gustar a todos. Sobre todo si es la típica tormenta de primavera.
Al final he vuelto a correr en seco, pero lo cierto es que he pensado en lo necesario que es esto de salir con ropa técnica. Porque todavía recuerdo lo que era mojarse con camisetas de algodón. Como diría Kurtz: el horror, el horror.
2h 20 min
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