Hoy he vuelto a subir hasta la Silla del Diablo, para hacerle unas fotos al asiento de piedra que da nombre al cerro. Como el sendero que recorre la espina de la sierra de Hoyo bordea la cabeza del monte, sólo trepando los últimos metros se puede admirar esta extraña formación rocosa.
Por eso, aunque he pasado muchas veces cerca, todavía no tenía un testimonio desde lo más alto. Y lo cierto es que el día ha sido perfecto para correr y para hacer fotos. Por un lado, el sol calentaba lo justo. Y por otro, el viento frío mantenía la atmósfera clara y limpia.
Así que Cuerda Larga y la Maliciosa casi se podían tocar con la mano. Cubiertas todavía por una capa de nieve que, aunque ya clarea, les llega todavía a media falda.
Al final, entre las fotos, la subida y, sobre todo, el cansancio que llevo acumulado en las piernas, el recorrido se me ha hecho más largo de lo previsto. Por eso ha tocado volver recortando esquinas para poder preparar la comida a tiempo. Que luego llegan los lobos aullando como mismísimos diablos. Y estos son de los que no se sientan.
2h 18 min
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