Una nueva salida relativamente corta en la que el cansancio me ha pesado en las piernas. Al menos la experiencia me ha terminado enseñando que cuando el cuerpo está flojo, el mejor ritmo es el que nos marcan los pulmones: trotando despacito y sin jadear.
Por lo demás, lo mejor ha sido volver a pasar por lugares que no veía desde hacía un tiempo. Descubriendo los cambios en el paisaje, para bien y para mal. Con un abrevadero remozado en la zona de los Corrales de Julia. Y con la cicatriz que dejó la nueva canalización de aguas cubierta por una espesa cubierta de romeros.
Además, también se agradecía la humedad de un comienzo de otoño con un poco de lluvia. Con un campo que absorbe en minutos todo el agua que ha estado cayendo. Queda todavía mucho para que se vean charcos y arroyos cantarines después del verano tan seco que hemos sufrido.
2h 02 min
No hay comentarios :
Publicar un comentario