Son muchas las culturas que han creído en la reencarnación de las almas, una oportunidad espiritual para volver a dar una nueva vuelta de rueda a la vida. Y quizás en su origen esas creencias no eran algo literal, en el sentido de que hubiera que morirse primero para vivir de nuevo.
Porque el caso es que cada vez miro más al pasado como si hubiera estado en la piel de un gran número de personas diferentes. Desde la niñez casi olvidada hasta el presente, pasando por diferentes edades, circunstancias, amigos, familia o trabajos.
Pasa el tiempo y empezamos una nueva etapa, dejando detrás lo que hemos compartido con gente que ya no está, o que ha cambiado. Ya con sólo ver crecer a nuestros hijos podríamos dibujar un buen montón de vueltas que ha dado la rueda de nuestra existencia.
Quizás lo que quiso decir de verdad Paul Éluard es que hay muchas vidas, pero están en esta. Y a lo mejor solo al correr conseguimos unir todas esas experiencias. Trazando un sendero que engarza el pasado, el presente y el futuro mientras movemos el mundo bajo los pies con el ritmo de nuestras zancadas.
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