Hoy he podido volver a hacer dos cosas que tenía medio olvidadas: correr al alba y subir una montaña. La falta de tiempo para perderlo en solitario por el monte me ha obligado a que las dos cosas fueran juntas. Pero el caso es que, siempre que troto por el campo mientras la luz del día va naciendo a mi alrededor, pienso que no hay ningún momento más perfecto en la vida.
Un momento realmente fugaz. Porque la noche y el día duran tantas horas que es difícil apreciar cada uno de sus instantes. Pero los escasos minutos en los que la oscuridad va dejando paso a la luz son realmente mágicos. Los árboles y las rocas van tiñéndose de gris, de azul y de violeta. Y, cuando querríamos que el tiempo se detuviera, aparece el sol sobre el hombro de una monte lejano y todo se acaba. Hasta el día siguiente.
El caso es que para celebrar mi pequeña excursión a la sierra, he elegido una de mis montañas favoritas: el Montón de Trigo. Como he salido desde las Dehesas, he llegado al puerto de la Fuenfría justo cuando su cima se estaba convirtiendo en una antorcha que indicaba el camino.
La segunda parte de la subida, hasta el collado Minguete, he agradecido el calorcillo del sol tempranero. Sobre todo porque en la cuerda se notaba un vientecillo del norte, ligero pero realmente helado. Una brisa que ya en la cima soplaba con ganas.
El frío de la cara norte ha conservado intactos algunos neveros, dejando la superficie de las rocas bastante resbaladizas. Esta es la razón por la que en esta época hay tantos accidente tontos en la montaña. Al pasar de una vertiente soleada a otra umbria nos podemos encontrar placas de hielo traicioneras. Y las caídas entre rocas no son nunca buenas.
Afortunadamente los problemas han sido pocos y, en cuanto he llegado al senderillo que rodea el monte, he podido coger un poco de ritmo. La vuelta por la zona del cerro Minguete y la peña Bercial es la vía más directa. Una opción perfecta para, además de disfrutar de las vistas, regresar a tiempo a casa para pastorear un poco a mis hijos.
Lo único malo de todo ha sido que me he quedado con ganas de más. Así que habrá que estudiar los planetas para ver cuándo se vuelven a dar las circunstancias propicias para escaparme de nuevo. Hasta entonces, al menos podré seguir viendo de lejos al Montón de Trigo.
2h 09 min
A la que quedemos algún día, me gustaría hacer esta ruta! Tiene una pinta increíble!!
ResponderEliminarA ver si podemos quedar pronto! Y cuando estemos más en forma, hacemos la excursión entera (http://correralalba.blogspot.com.es/2015/11/monton-de-trigo-y-mujer-muerta.html).
EliminarTodo es ponerse. Para empezar cuando quieras una mañana. Pero tiene que ser fin de semana, no. Tu puedes?
ResponderEliminarPuedo intentar arreglarlo para este fin de semana. Aunque sería mejor el sábado, porque el domingo dicen que va a nevar por arriba. Te lo confirmo el jueves.
EliminarVale ya me dices!
ResponderEliminarY en mi caso, si finalmente se puede, yo prefiero ir prontito prontito. A ti como te viene?
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