De la costa que se extiende al este de Santader todavía me quedaba este tramo por conocer al trote. Al menos hasta Santoña. Porque desde allí hacia el País Vasco es todo terra incognita. Así que he aprovechado una excursión familiar para sacarme la espina.
Desde Galizano he cogido la pequeña carreterilla que lleva a la playa. Y, antes de llegar, me he desvidado a la derecha por una pista que termina en la punta Cucabrera. El camino se transforma a los pocos metros en un senderillo que sube y baja constantemente.
El conjunto de acantilados y vallejos que bajan hasta el mar hace que este tramo de la costa sea muy quebrado, por lo que es conveniente tomárselo con mucha calma. Además, no hay ninguna fuente en todo el recorrido.
Este sendero que sigue la costa está bien trazado hasta la desembocadura del arroyo de Vioña. El problema es que para continuar hacia el este desde aquí tan sólo hay dos opciones. Y ninguna de ellas es demasiado atractiva.
La opción mala es desandar un rato lo andado (cuesta arriba) y seguir la pista que se dirige hacia el interior. La opción peor es la de tratar de seguir el sendero de la costa. Y perderse durante un rato entre tojos, zarzas y otros arbustos igual de acogedores.
Por supuesto yo opté por esta segunda opción (siempre he sido famoso por mis atajos). Y después de muchas idas y venidas refrotándome las piernas con todas las espinas vegetales habidas y por haber, conseguí llegar a la cumbre de la siguiente colina.
En este punto desaparece el sendero de la costa, así que lo único que queda es bajar por la pista asfaltada que termina en el camping de Ajo. Un final con dos opciones de baño, las playas de Cuberris y la de Antuerta. La primera está más a mano (lo que agradecen cientos de familias). A la segunda se llega por un senderillo entre campos, y realmente merece mucho más la pena.
1h 40 min
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