Después de la locura de las últimas semanas, en las que pesábamos de la nieve al calor en cuestión de horas, parece que la primavera por fin se ha serenado. Hemos entrado así en un periodo de calma. Unos días en los que se ha escuchado por primera vez el canto de los cucos y en el que han aparecido las flores más tempraneras de las jaras.
Así que resulta un verdadero placer correr a primera hora de la mañana en estas condiciones, porque cada día el campo nos regala una nueva sorpresa. Hay que aprovechar para ver los cambios según se van produciendo.
Porque si nos quedamos ahora mucho dentro de casa, la próxima vez que salgamos a lo mejor ya ha desaparecido el buen tiempo y nos estamos torrando al sol del verano. Y es que la primavera de verdad es una estación esquiva, que a veces tan sólo podemos disfrutar unos días al año.
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