A pesar de que esta Semana Santa ha hecho un tiempo típico de marzo, con más fresco del que estamos acostumbrados en los últimos años, he podido escuchar ya por las noches el canto del verano. Con calor o con frío, los autillos vienen en esta época del año a llenar las noches de buen tiempo con sus chillos nocturnos.
Un sonido extraño y monótono, que hace juego con el canto de las ranas que se escucha también desde hace unas semanas. La banda sonora de la naturaleza que nos avisa de que las cosas están cambiando.
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