Esta pequeña primavera se está notando en todas partes. Las altas temperaturas han activado el despertador de plantas y animales, así que en mis correrías campestres matutinas he estado acompañado por el ajeo de perdices y otras llamadas al amor. Incluso ya ha habido algunas jaras que se han lanzado a sacar sus flores.
Teniendo en cuenta la hora a la que salgo a correr, todavía sigo llevando mallas y camisetas de manga larga, pero luego lo cierto es que sobra todo. Un avance de lo que llegará de verdad dentro de un par de meses.
Por eso tan sólo queda disfrutar, entre nieblas y cielos despejados, de un tiempo magnífico para correr. Aunque puede que este invierno haya perdido la oportunidad de trotar por las cumbres nevadas de la sierra. Como diría Billy Wilder, nada es perfecto.
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