Cuando hago un recorrido largo o difícil siempre termino cansado. Sobre todo ahora, que la edad y la falta de costumbre hacen que mi cuerpo se resienta fácilmente de los esfuerzos. Pero no recuerdo haber estado nunca tan cansado desde el primer paso.
Tanto, que tras, dar las primeras zancadas, he tenido que parar. Si hubiera estado a la puerta de casa me hubiera dado la vuelta. Pero ya que que había madrugado, me había desplazado tan lejos y el día era perfecto he decido seguir adelante.
Obligado, esos sí, a subir andando y ponerme sólo a trotar en llano y cuesta abajo. Disfrutando poco de un paisaje maravilloso por falta de fuelle. Luna llena, alta montaña, picos de piedra, bosque de pinos... nada de eso se puede apreciar de verdad cuando lo único que te preocupa es que entre algo de aire en los pulmones.
Así que tendré que volver a realizar de nuevo este recorrido entre el puerto de Navacerrada y el de Cercedilla. En otro momento mejor. Cuando mi cuerpo vuelva a ser mío y pueda admirar el paisaje.
2h 34 min.
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