Ni siquiera buscando en mis recuerdos he podido encontrar la última vez que salí a correr por la sierra de Guadarrama. Pero, a pesar de que me sabía bajo de forma, he decido por fin a volver a trotar por sus montañas. Supongo que las cabras cojas y fondonas también seguirán tirando al monte toda su vida.
La excursión ha sido problemática en muchos sentidos. Para empezar la logística del viaje, ya que esta vez no tenía coche. La combinación de autocares y trenes me ha llevado tres horas en realizar un salto que normalmente cubro en unos 30 minutos.
Lo malo no ha sido el viaje. Lo malo ha sido que con lo que he tardado, para cuando he querido empezar a trotar, el sol estaba ya muy alto y el campo abarrotado de gente. Así que lo único que he podido correr de verdad bajo el calor del mediodía ha sido desde la estación de Cercedilla hasta el puerto de la Fuenfría.
Desde allí, y con las fuerzas ya vacías, la vuelta la he realizado andando. Disfrutando por lo menos de una jornada bajo los pinos y entre las montañas. Lo echaba mucho de menos.
1h 49 min.
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