Después de unos meses en los que parecía que el verano estaba cogiendo carrerilla, parece que el tiempo vuelve a su lugar. Sigue sin llover, pero al menos no nos estamos torrando.
Por las mañanas he vuelto a ponerme alguna vez camisetas de manga larga. Y a lo largo del día, el sol juega al escondite con las nubes, mientras una brisa fresquita sopla desde el norte.
No hace frío, pero tampoco ese calor que nos temíamos viendo como venía cargando abril. Un respiro para el campo, porque con la falta de agua podría estar ya como si hubiera pasado Atila.
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