Esta semana he trotado por todos los rincones que tengo cerca de casa. Mi horizonte se ha reducido mucho los últimos años, aunque afortunadamente vivo en un sitio en el que todavía puedo optar por varios recorridos cuando salgo al amanecer, dispuesto a trotar durante una hora.
Es lo bueno que tiene Hoyo: todas las variaciones posibles del monte mediterráneo mesetero. Con encinas, jaras y enebros, con algunas charcas, con cerros desde los que se puede disfrutar de un amplio horizonte... Incluso tenemos una pequeña sierra para matar el gusanillo los que amamos las montañas de verdad...
Lo malo, al menos para algunos, es que en Hoyo no existen los caminos llanos. Sin embargo yo, con los años, me he acostumbrado a recorridos rompepiernas, y ya no sé qué hacer en esos terrenos lisos que me encuentro a veces cuando viajo.
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