lunes, 31 de diciembre de 2012

Najarra y Hueco de San Blas


La última salida del año ha sido por el que quizás sea mi recorrido favorito. Ida y vuelta por los bosques de La Najarra y del Hueco de San Blas. Subiendo y bajando por senderos y caminos entre pinos y robles. Además, el día acompañaba. Sol y fresquito sin viento. Un placer.

Nada más salir, en medio del robledal, dos corzos han venido corriendo entre los árboles desnudos hacía donde yo estaba. Cuando me han visto han girado y me han acompañado durante un rato mientras subía. Aunque el alba ya quedaba lejos, todavía era temprano. El bosque estaba en calma y el suelo todavía cubierto con la escarcha de la noche.

Con estas temperaturas y carreras cortas, estos días no estoy llevando ni líquido ni comida. Hoy tan sólo he cogido una botella pequeña y un par de barritas de chocolate (aunque al final, tan sólo he comido una). Además, por el camino iba cruzando un arroyo tras otro, por lo que en caso de necesidad siempre hubiera podido beber agua fresquita.

Han arreglado la pista de la zona quemada, por lo que ha perdido ese aire de camino abandonado que tenía. Pero creo que por poco tiempo, porque  el resto de las pistas que compactaron hace un par de años ya están empezando a asilvestrarse. Mejor así. Al menos para la vista.

A la vuelta, cuando bajaba por los bosques del Hueco, el calorcillo ya se dejaba notar. El olor de los pinos y de la tierra húmeda me ha acompañado durante el resto del recorrido. Y al final, un trago de agua helada en la fuente del Cura. Helada de verdad. Hacía daño y todo.

Una excelente forma de despedir el año.

  • Un día y un lugar magníficos
  • A pesar de que tenía la sensación de que iba muy, muy lento, al final el tiempo ha sido aceptable.
  • Sigo corriendo con mayor cadencia y pasos más cortos. Me parece que así controlo mejor las sensaciones del cuerpo y fuerzo menos la máquina.

24,16 Km (15,01 millas)
835 m
2h 34 min (9,41 Km/h)

viernes, 28 de diciembre de 2012

Libro: John L. Parker - And Then the Vulture Eats You


Varias historias de gente loca a la que le gusta mucho correr. Pruebas de larga distancia por lugares remotos y salvajes. Competiciones que combinan carreras de 100 metros y maratones. Carreras en las que los participantes dan vueltas y vueltas a un estadio durante seis días seguidos. O gente que cruza un Estado de parte a parte corriendo (o arrastrándose penosamente).

Un libro curioso y breve que se lee más rápido de lo que dura cualquier prueba de las que describe.


Argumento
Historias reales de ultramaratones y de los que las corren. Eso es lo que reza el subtítulo del libro. Y eso es lo que ofrece John L. Parker en estas siete narraciones.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Vuelta a las Colinas


Otra salida cortita y nocturna. Lo mejor para bajar la comida de Navidad. Y la cena de Nochebuena. El tiempo ha cambiado y se nota más frío. Con algo de lluvia, que por momentos es aguanieve traída por el viento del noroeste.

Las pilas del frontal se van gastando, y el foco bueno ya sólo alumbra como si fuera el corto. Así que entre el fresquete, la lluvia y la falta de luz me lo tomo con más calma si cabe. Y a disfrutar.

11,39 (7,08 millas)
231 m
1h 9 min (9,91 Km/h)

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cascadas


Noche despejada y fresquita. Con la luna preparándose para estar llena en pocos días, pero que daba suficiente luz como para poder ir sin frontal durante la mitad del recorrido. Casi tan bonito como correr al alba.

Sigo corriendo lentito, pero me voy sintiendo más en forma. Quizás si corriera de día estaría en mis tiempos normales. Pero no cambio la experiencia. Me gusta ver el campo a la luz de la luna, con la soledad y el silencio de la noche. Y las estrellas! Hoy, cuando he vuelto, Orion estaba tumbado en el horizonte debajo de Tauro.

En resumen:
  • Además de por el placer estético, lo bueno de correr de noche es que, al ir más tranquilo, se disfruta más del recorrido.
  • Ya me siento bien en recorridos cortos. Ya sólo me queda encontrar tiempo estas fiestas para hacer un par de salidas largas.

13,65 (8,48 millas)
287 m
1h 24 min (9,75 Km/h)

viernes, 21 de diciembre de 2012

Mueve las caderas


Cada uno tiene su estilo. Y en los parques, se ve todo tipo de gente corriendo de acá para allá como Dios les da a entender.

Este video sirve de ejemplo del tipo de fauna que pulula por ahí: el raro, la loca, la máquina, la grulla o el escocido (no son traducciones exactas, pero yo los veo así).

No hay que reírse, ni ser condescendientes. Si nos grabaran en video quizás descubriríamos que no somos Usain Bolt precisamente. Yo, por ejemplo, creo que mi forma de correr es una mezcla entre la de Gabriela Andersen y la de Chiquito. Pero con menos estilo.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Vuelta a las Colinas


Una de cal y otra de arena. Si a veces se sale cansado de casa, otras sabes que vas a ir bien ya desde los primeros metros. Y eso a pesar de que he tenido un problema logístico con el frontal nada más salir.

La noche estaba nublada pero sin lluvia, ni frio, ni viento. Un tiempo perfecto para una vuelta cortita. Con subidas relativamente cortas, y sin demasiadas alegrías en las bajadas (por mucha luz que dé el frontal, te la puedes jugar por esos senderos llenos de piedras y matorrales).

En resumen:
  • Una carrera de las que te dan ánimos para hacer la próxima bien (luego ya vendrá la realidad a echarte un cubo de agua fría).
  • De noche se invierten los ritmos de velocidad. Normalmente suelo coger fuelle en las subidas y forzar más cuesta abajo (por donde corro, casi no hay llanos). Pero al no poder ir demasiado rápido con el frontal, las cuestas me las tomo con más alegría. Aun así, de noche por el monte no es el mejor momento para batir marcas.

11,39 (7,08 millas)
231 m
1h 7 min (10,20 Km/h)