El amanecer ha sido alucinante. Con el cielo despejado, las últimas estrellas y la luna menguante arriba y una franja de luz rosada que dejaba ver a lo lejos las torres de Madrid. Y con el monte del Pardo cubierto por una niebla muy baja.
La mañana estaba fresquita. Cero grados (siempre que lo digo pienso en chiste de Lepe), pero sin viento. El caso es que sólo he tenido que llevar el frontal durante diez minutos, porque la luz del alba ha llegado muy pronto. Y entre el panorama y el ritmo suave ha sido realmente un placer volver a correr a estas horas.
En resumen
- Parece que mi pierna vuelve a la normalidad. A ver si ya no tengo que aprender más anatomía.
- Una mañana de otoño preciosa.
- Sigo pensando que correr al alba y ver amanecer en el campo es de lo mejor que se puede hacer para empezar el día (al menos de vez en cuando).
11,39 Km (7,08 millas)
231 m
1h 10 min (9,77 km/h)
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