Hay gente que piensa que esto de correr es sufrir. Otros realmente sufren para conseguir sus objetivos (se llama entrenamiento). Pero para mí correr ha sido siempre algo agradable, que disfruto desde el primer paso hasta el último. Aunque llegara a veces derrotado por el cansancio, nunca me preguntaba qué demonios estaba haciendo. Por eso hoy me he parado en mitad de una carrera.
El caso es que llevo unas semanas sintiéndome muy flojo. A pesar de que estoy en forma, me cuesta mucho pillar el ritmo. Me falta la respiración en cuanto doy dos pasos un poco más rápidos de lo normal, o en cuanto subo una cuesta. Y termino con las piernas rotas aunque haga recorrido cortos.
Pero el toque de gracia ha sido darme cuenta de que, nada más salir, ya estaba planeando por dónde podía recortar el camino para volver antes a casa. Pensando más en acabar cuanto antes que en disfrutar del campo que me rodeaba. Así que me he parado de golpe. Porque como diría un filósofo, "ir pa na es tontería".
Habrá que darse un respiro. Y esperar que el tiempo haga su trabajo, poniendo las cosas en su sitio.
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