Después de unas semanas de descanso mental, he vuelto a correr. Con las piernas de palo por la falta de ejercicio y con un objetivo en la cabeza: seguir disfrutando del campo al trote. Por eso tengo que cambiar unas cuantas manías que, como los árboles, no me dejaban ver el bosque.
Para empezar, quiero dejar de medir mis recorridos. Total, a estas alturas ya tengo claro lo que tardo en subir una montaña o en hacer un puñado de kilómetros por los caminos de Hoyo (mucho). Pero al final, el tirar siempre de mapa y reloj ha terminado pervirtiendo un placer que quiero que siga siendo sencillo.
Así que, a partir de ahora lo único que va a contar es el tiempo que paso admirando el paisaje. Y el placer de sentir el cuerpo cansado cuando vuelva a casa. Hoy, en concreto, voy a poder disfrutar mucho de esto último.
2h 22 min
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