Lo bueno de correr por el campo en días de diario es que nadie te molesta. En cuanto das dos pasos fuera del asfalto y doblas una esquina, te encuentras con la única compañia de tus pensamientos. Y algún que otro bicho despistado.
Porque hay gente que sólo disfruta en grupo. Son felices en medio de la muchedumbre, se apuntan a todas las fiestas y no se pierden ni los carnavales. Yo soy más del lado oscuro. Un tipo huraño con alma de cartujo.
Así que para mi trotar por el monte es un doble placer. Porque para correr conmigo me bastan mis pensamientos.
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