domingo, 14 de enero de 2018

La belleza blanca

Puede que sea porque es algo excepcional en mi vida, pero la nieve sigue pareciéndome algo maravilloso. Cada vez que la veo, me sorprende cómo una capa de agua congelada es capaz de convertir cualquier paisaje en algo realmente bello.

A veces pienso que quizás los noruegos o finlandeses, con los ojos habituados a tenerla presente cada día, no sean capaces de apreciar todas las cualidades estéticas de la nieve. Pero, desde luego en el sur nos convierte a todos en niños pequeños.

Por eso, cuando nieva aprovecho para salir a correr de inmediato. Sin esperar demasiado, porque lo normal es que los campos estén blancos tan sólo durante unas pocas horas. Como ha pasado hoy.

Ayer la nieve estuvo cayendo por la tarde. Y luego, el cielo despejado de la noche, la ha mantenido helada hasta el amanecer. Cuando he salido a correr mis pasos alternaban entre el crujir de la tierra y el rechinar de la nieve.

Además, en el cielo del alba flotaban nubarrones de tormenta por el oeste, lo que le daba al paisaje un aire melodramático. Y, cuando por fin ha salido el sol, los juegos de luces han sido perfectos.

Así que, entre parar cada dos por tres para hacer fotos, y que correr por la nieve es casi lo mismo que correr por la arena de la playa, me he retrasado ligeramente sobre el horario previsto.

Habrá que tenerlo en cuenta para cuando en el futuro tenga que calcular la duración de mis recorridos. Un 10% más de tiempo si hay un poco de nieve. Un 20% más si la nieve es profunda. Y un 5% de propina para disfrutar de unos paisajes más bonitos de lo habitual.

2h 04 min


No hay comentarios :

Publicar un comentario