A mediados o finales de enero normalmente suele haber un par de semanas de buen tiempo. Una especie de veranillo durante el cual se puede uno sentar a mediodía a tomar el sol en una terraza al aire libre. Un pequeño adelanto de lo que llegará dentro de unos meses.
En estos días de relajo invernal suele amanecer el campo helado. Pero es tan sólo un espejismo. Porque en cuanto los rayos del sol se van posando en la hierba o en los árboles, la ligera escarcha va desapareciendo rápidamente entre jirones de humo.
Así que merece la pena disfrutar de estos días prestados. Porque seguro que el invierno nos reserva un mes de febrero frío y revuelto. Aunque lo que seguimos echando de menos es la lluvia de verdad. Con tormentas que duren semanas y nos dejen luego una primavera gloriosa.
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