Después de un breve intermedio templado, han vuelto el frío, las nubes y el viento. La lluvia sigue haciéndose esperar. Una pena. Porque como no vengan muchas tormentas y aguaceros en los próximos meses, vamos a tener un verano reseco de verdad.
Por ahora la poca humedad que hay todavía aguanta pegada a la tierra. Por las mañanas convertida en escarcha. Y haciendo que a veces el campo parezca más lozano de lo que en realidad está.
Y es que, a estas alturas del año, los montes deberían estar escurriéndose el agua por arroyos y regatos. Y tendríamos que volver a casa con las zapatillas embarradas, después de haber chapoteado por todos los charcos. A ver si febrero nos regala mucha lluvia además del frío que le es habitual.
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