Una infección me ha dejado tirado en casa durante casi un mes entero. Unas semanas en las que no he podido ni correr ni hacer nada de ejercicio. Y encima en Navidad. Afortunadamente mi cuerpo ya está recuperado, y he podido salir a rodar un poco con mis nuevos y flamantes michelines.
Más que correr, lo que he hecho ha sido tambalearme por los senderos que hay al lado de casa. Con las piernas de chicle y la sensación de que me va a costar mucho recuperar la forma (y quemar todos los polvorones, turrones, roscones y demás dulces que he engullido).
Pero por lo menos mi primera salida del año ha sido en un día glorioso, con una ligera capa de nieve cubriendo el campo. Con el cielo azul y despejado. Y con la compañía del mejor amigo del hombre (como dirían los cursis).
Realmente ha sido un verdadero placer volver a trotar de nuevo, a pesar del frío, del cansancio y de las agujetas.
No hay comentarios :
Publicar un comentario