Correr durante horas y horas. A veces durante días seguidos. Sin descansar, por montañas, bosques y desiertos. En este libro, Vassos Alexander nos va desvelando lo que lleva a la gente a correr distancias descomunales, mientras narra sus propias experiencias como corredor. De hecho, su participación en la Spartathlon sirve de hilo conductor de un libro realmente entretenido en el que se mezclan las propias opiniones de Alexander con las de algunos de los deportistas más famosos de la especialidad.
Quizás la clave para entender a los ultracorredores sea que este tipo de carreras son una excusa perfecta para disfrutar de la naturaleza. O quizás porque se convierten para los que las prueban en un tipo de droga (o en un sustituto para muchos de ellos de otras más peligrosas que les tuvieron enganchados).
A lo mejor, es tan sencillo como que los maratones normales y corrientes ya han perdido todo su encanto como reto vital. En el fondo, como dice en el libro un veinteañero, hasta su madre ha corrido alguno.
El gran corredor ultrarunner Charlie Engle lo expresa perfectamente: “Durante años, corrí muchos maratones, hasta que llegó un momento en el que no tenía ya ninguna duda en que iba a llegar a la meta. Entonces desapareció ese punto de incertidumbre y aventura que tienen las cosas que no sabemos si vamos a poder acabar. Eso es lo que sigue impulsándome todavía a buscar desafíos más duros y largos que me saquen de mi zona de confort.”
Como siempre, la respuesta de verdad está en cada uno de nosotros. Aunque para los que amamos perdernos al trote por entre los montes, para los corredores de ultramaratones, lo que cuenta realmente es el viaje, no llegar a la meta (si es que se llega).
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