Un pequeño tirón en un abductor y el aviso de una micro rotura en un gemelo me han tenido trotando menos y más lento estas últimas semanas. Así que mi forma no es lo que era. De hecho, ya nunca es lo que era, pero esa es otra historia.
El caso es que he optado por este recorrido corto por precaución. Para evitar el mayor de los males: tener que quedarme en casa por una avería más gorda. Una vuelta hasta el alto de la Solana, volviendo luego por el senderillo que remonta el arroyo de Valgrande. Con la única compañía de mi vieja amiga, ya que a esas horas no se oían ni siquiera coches a lo lejos.
Por el camino me han entrado ganas de prolongar un poco la vuelta para ver cómo están las chumberas que crecen más abajo, aunque creo que sus frutos suelen madurar ya entrado el invierno. Pero al final ha ganado la prudencia y he mantenido la ruta más corta. Mejor, porque como ya he dicho, mi forma no es lo que era.
1h 8 min
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