Todavía sigo siendo un peligro para todo el que se me acerque, pero hoy al menos he podido salir a trotar de nuevo aprovechando la soledad del monte a primera hora de la mañana. Un verdadero placer después de tanto tiempo.
Durante estas semanas que he estado en dique seco el que se ha mojado de verdad ha sido el campo. Se me había olvidado lo que era correr entre charcos y patear senderos convertidos en pequeños arroyos. Otra razón para alegrarme el día.
Ya sólo me queda recuperar la forma poco a poco y dejar de ser tan positivo. Al menos en lo que respecta a esas pruebas que decidirán si puedo volver a mezclarme con familiares y amigos. Ojalá que haya suerte la próxima!
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