Desde hace unos días mi perra se está quedando en casa cuando salgo a correr. Las lesiones no son sólo cosa de los humanos, y esta vez le ha tocado a ella recuperarse de una ligera cojera. Y aunque ya está otra vez aparentemente bien, he preferido darle un poco más de descanso en vista de la edad que tiene.
En este tiempo he vuelto a correr en soledad, lo que me ha permitido volver a ver mucha fauna silvestre. Porque aunque siempre prefiero salir con ella, lo cierto es que va espantando a todo bicho viviente por el camino.
Uno de las aves que he visto por primera vez esta temporada han sido los abejarucos. El lunes, cerca de las charcas del Camorcho, empecé a oír sus silbidos y al cabo de un rato me pasaron por encima como si fueran pequeños aviones. Con ellos ya estamos todos para poder empezar el verano.
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