Quería repetir este recorrido para perderme un poco por los senderos que hay en las canteras que están cerca de la casa de la Fragua, en la parte alta del monte Ejido. Una zona por la que siempre paso de largo, pero que esconde unos prados y miradores que merecen la pena. Ahora lo sé.
Casi todos los pueblos tenían un ejido, y en el caso de Hoyo se encuentra al este del pueblo, en la parte cercana al cuartel de ingenieros. Es una zona que ahora ya no se explota y que se cuida para preservar sus bosquecillos de encinas y sus prados abiertos.
En ella se adivina la presencia de muchos animales silvestres, sobre todo de esos que campan a sus anchas por la noche: zorros, ginetas, gatos monteses, tejones, comadrejas... Son bichos difíciles de ver, a veces extremadamente difíciles de ver. De hecho, es más fácil saber de su existencia por los restos que dejan (sobre todo huellas y excrementos), que por haberlos vistos en vivo y en directo.
El caso es que ha merecido la pena perderme un rato por los senderos que cruzan el monte Ejido. Aunque luego haya vuelto cansado a casa arrastrando los pies. Habrá que asumir que ya no aguanto tanto corriendo.
2h.
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