martes, 7 de marzo de 2023

Bendito tesoro


Aunque normalmente son las golondrinas o las abubillas las que primero me anuncian la llegada de la primavera, en esta ocasión el heraldo del cambio de estación ha sido un alcaudón. Un tipo duro que cantaba poseído por el ritmo ragatanga desde lo alto de un enebro.

La forma de percibir estos cambios estacionales tiene un poco de magia. No dependen de la temperatura, ni del tiempo atmosférico. Mucho menos del calendario. Pero un día, salimos a correr por el campo y el monte nos huele a otra cosa. O los sonidos nos indican que hemos cambiado ya de banda sonora.

La primavera huele a flores, lógicamente, pero también a savia nueva. Y los cantos de los pájaros que van llegando desde el sur, también de algunos que se quedaron, nos ofrecen un concierto que no pasa desapercibido. Como la adolescencia, la primavera es una estación ruidosa, exuberante y repleta de hormonas. Muy proclive a los excesos y los cambios de humor. Así que habrá que prepararse para los días locos que se nos avecinan. Bendito tesoro.





No hay comentarios :

Publicar un comentario