Poco a poco estoy volviendo a recuperar mi ritmo. Ese que me permite disfrutar del paisaje de forma lenta y pesada, pero sin tener que cuestionarme con cada zancada la futilidad de mis carreras.
Al menos ahora, cuando salgo de casa ya sé que al menos voy a aguantar el tipo, que ya es lo máximo para lo que estamos. Gracias a ello, mis salidas se han ido alargando ligeramente.
Aunque no esta precisamente, en la que tan sólo me he acercado hasta el cuartel, pasando por el alto de la Solana. Cotilleando cómo han dejado los forestales por esos pagos la trocha abierta para limpiar el monte debajo de uno de los tendidos de cables. Una cicatriz necesaria, que puede ayudar además de cortafuegos si llegara el momento.
Por lo demás, tan sólo han destacado en el paisaje los almendros en flor, a los que la súbita vuelta del frío les ha pillado con los pétalos ya abiertos. Esperemos que en unos días continúe sin problemas nuestra particular sakura castellana.
1h 27 min
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