A pesar de mis deseos de volver a trotar a diario por el monte, esta semana ha sido todavía más breve que la anterior. Aunque en este caso la razón ha sido benigna: un viaje al norte, que empieza a lucir sus mejores colores de otoño en esta época.
Un viaje que me ha alejado de las salidas matutinas, pero que me ha acercado al mar, a la montaña y a bosques ya anaranjados. Comienza ahora una nueva semana para volver a correr al alba. Con los ojos todavía llenos de colores tan brillantes que parecen pasados por filtros de aplicaciones sociales.
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