Una vuelta placentera por el valle que forma el arroyo del Peregrinos, rodeando en la cabecera el cerro de la Lechuza y volviendo por la cascada del Covacho. Una ruta que llevaba tiempo sin hacer, aunque durante unos años fue uno de mis lugares más habituales de escapada.
Lo bueno de este pequeño valle es que, aunque está rodeado por pueblos, urbanizaciones y carreteras, consigue mantener un paisaje asilvestrado. Por eso, sus senderos se suelen llenar los fines de semanas de paseantes, ciclistas y corredores. Y algún motorista ilegal de mierda muy de vez en cuando.
Pero como mis ritmos de vida son tempraneros, no suelo cruzarme con casi nadie. De hecho, en esta ocasión tan sólo me he topado al final con un corredor y tres ciclistas. En mi caso sí que puedo decir aquello de que cuando otros van, yo ya estoy de vuelta.
El caso es que el otoño nos está dejando ya pinceladas amarillas en el paisaje. Y a veces ensaya para que el invierno pueda dejarnos luego esos cielos limpios, de un azul brillante. Así que la salida ha sido de las mejores que he realizado últimamente. Todo perfecto, si no me hubiera torcido el tobillo a la vuelta, dando un pequeño paseo cerca de casa. Tocara descansar unos días.
2h 14 min
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