Mitad científico, mitad corredor. Bernd Heinrich ha dedicado su vida a estudiar la naturaleza, y a correr en sus ratos libres. En sus libros de biología suele mezclar su propia experiencia a la hora de explicar el comportamiento de muchos animales (cuervos, búhos, insectos...). Así que no es extraño que cuando analiza cualquier aspecto relacionado con el acto de correr, como en este libro, lo haga desde de su propio ejemplo.
Envejecer es inevitable. Los ciclos diarios y anuales marcan el ritmo de nuestras vidas durante los años que tenemos establecidos como especie.
Según pasan los años sufrimos una constante acumulación de lesiones a nivel celular, lo que va deteriorando nuestro cuerpo poco a poco. Pero la longevidad depende de varios factores, y Bernd Heinrich los aborda desde un punto de vista científico y humanista.
En este libro, muy apropiadamente teniendo en cuenta que trata del paso del tiempo, el autor rememora su infancia. Desde muy pequeño demostró una gran pasión por la naturaleza, por los espacios abiertos, junto con las ganas de ir corriendo siempre de un lado a otro. Algo que se transformó en una actividad más regulada cuando pasó a formar parte del equipo de cross de su colegio.
Su vida como corredor, desde esa etapa en el colegio hasta que termina su último ultramaratón con 80 años, se convierte en el hilo conductor del libro. Es cierto que repite algunas de las anécdotas que ya narraba en Why We Run, es cierto que su personalidad (o al menos la que se refleja en sus libros) me produce un cierto rechazo, pero también es cierto que escribe de forma sencilla sobre temas muy interesantes. Siempre merece la pena leerle.
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