Haced lo que os digo y no lo que hago (que a veces soy
idiota perdido): antes de correr, comed. No un cochinillo asado con fabada.
Pero si lo suficiente para que el cuerpo vaya tirando de ese combustible y no
tenga que recurrir únicamente a las lorcillas de la barriga. Correr sin comer
es sinónimo de pájara segura. Lo digo por experiencias. Si, en plural (ya he
dicho que soy idiota).
Eso antes de correr. Pero durante la carrera, lo que como o
no depende del tiempo que esté trotando por esos montes de Dios.
En general, no suelo llevar nada cuando salgo a correr menos
de dos horas. O como mucho pillo una barrita de chocolate o un puñado de
dátiles. Sin embargo, cuando la cosa va para rato me lo planteo como una
verdadera excursión: con comida de verdad.
Luego, corriendo, suelo ir alternando cosas dulces y saladas
según me las pide el cuerpo. O la gula, que también vale. Si cada cual corre
como quiere, en lo de la comida los gustos no sólo cambian entre las personas,
sino que lo hacen incluso de un día a otro. Pero, en general, estos son los
alimentos que prefiero llevar en carreras largas:
Sándwich: en mi
caso, de pan de hogaza tostado con tomate, lechuga, pavo y queso. Cortados y
envueltos por separado en papel film.
Burritos: tortillas
de maíz o trigo con tomate, maíz, pollo... Ojo con pasarse con el relleno,
que gotea y pringa.
Fruta: no es cosa
de correr con un melón debajo del brazo, pero los plátanos son muy socorridos.
Bizcochos All-Bran
Fruta & Fibra: los prefiero a las típicas barritas energéticas porque
son más blandos y no están tan resecos. He visto por ahí que hay otras marcas
similares, pero todavía no los he probado.
Barritas de
chocolate: no me refiero a las de muesli reseco, que no hay quien las pase
por la garganta. Son las del tipo Mars, Twix o Snickers. Fáciles de encontrar
en cualquier parte y muy socorridas para animar al cuerpo.
Dátiles: a veces
llevo un buen puñado. Lo bueno de los dátiles es que son baratos y los hay todo
el año, pero dependiendo de la época también he llevado orejones, higos secos…
Conguitos: o
similares. Estos son una excusa para ponerme gocho. Hay quien prefiere
gominolas.
Barritas energéticas
caseras: solía hacerlas mezclando en la picadora higos secos, nueces,
dátiles, miel y gofio (el famoso pinole tarahumara en versión canaria). Se
pueden añadir más cosas o menos, según el gusto y el momento, aunque el coco
rallado no es buena idea porque no aguanta mucho antes de ponerse rancio. Luego
se enrolla la masa, se corta en trocitos y se envuelven por separado.
Mazapan: déjate
de geles con sabor mocachino o lima-limón. Las figuritas envueltas en sus
bolsitas individuales son perfectas. Lo mismo que el turrón. No tienen
electrolitos, pero saben a Navidad.
Obviamente, no llevo todo a la vez. O necesitaría una
carretilla para trasportarlo todo a la ida, y para trasportarme a mí a la
vuelta.
Otra cosa que creo que es práctica: siempre que como, bebo
unos sorbos de agua para ayudar al estómago a digerir. Y no dejo ningún papel
ni plástico tirados por el campo. Todo lo que va, vuelve. Menos el resuello.
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