Esta ha sido la última semana de jolgorio para muchos animales antes de que mañana se abra la veda de caza. Y como todavía no sabían lo que se les venía encima, no es de extrañar que estos días me haya ido topando con varios jabalíes, un par de ciervas, algunos conejos y bastantes perdices.
El campo no es precisamente un hervidero de fauna en estos momentos. De hecho, ha sido uno de los otoños más solitarios que recuerdo. Pero al menos he podido cruzarme o entrever entre los matorrales algún que otro bicho.
En cualquier caso, a partir de mañana habrá que estar atento los jueves, sábados, domingos y festivos al corretear por el campo. Porque nunca es divertido trotar entre gente de gatillo fácil.
Por lo demás, esta semana me ha dejado una alternancia perfecta entre mis dos terrenos de juego. Lunes, miércoles y viernes he optado por subir hacia Hoyo descubriendo algún que otro sendero nuevo. Mientras que el martes y el jueves he corrido por el camino del Pardillo hacia la presa del Gasco.
Disfrutando además de una temperatura perfecta para hacer ejercicio al aire libre (entre 10º y 15º). Algo que parece que se va a acabar tan pronto como la paz en el campo. Porque para la semana que viene anuncian tiros y un poco más de fresquito. Una pena, porque lo que a mí me gusta es correr en camiseta y pantalón corto.
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