martes, 24 de julio de 2018

Peñalara

La montaña más alta de la sierra de Guadarrama forma parte de ese conjunto de picos que son famosos solo porque llegan más lejos que los demás. Salvando las mil diferencias, el Everest o el Aconcagua también son los más altos, pero ni su perfil es el más bello, ni son las más difíciles de escalar en su categoría.

Con Peñalara pasa un poco lo mismo. Una cima a la que se puede llegar casi empujando el carrito de un bebe y con forma de colina más que de montaña. No iría casi nadie por allí si no fuera porque es la más alta. Bueno, por eso, y por las pequeñas lagunas que cobija en su cara sur.

Porque si la montaña no tiene más misterio, lo cierto es que los farallones que forman su antiguo circo glaciar si que merecen el paseo. Además, la altura que da fama a Peñalara también le otorga su ventaja más destacada: las vistas.

No hay nada como ponerse por encima de los demás para disfrutar del panorama. Aunque sea el paisaje mesetero y humanizado de esta sierra que nos corta España por la mitad.

Al norte, la llanura segoviana se pierde en la lejanía. Y al sur, las pistas de Valdeski y la bola del mundo restan temperamento a las cumbres de Cuerda Larga. No, Guadarrama no es una cadena de montes espectaculares, de esos que quitan el aliento. Pero es lo que hay.

Así que he vuelto a correr por las faldas de Peñalara para apaciguar mis ganas de montañas. Porque, de hecho, el que sean apacibles y domesticadas es lo que me permite recorrerlas al trote. No es que vaya muy rápido, pero en los Pirineos, Sierra Nevada o los Alpes tan sólo podría arrastrarme por el fondo de los valles.

Creo que de todas las cimas de Guadarrama, no hay ninguna con una subida tan fácil como Peñalara. Además, una vez arriba, si nos quedamos con ganas de algo más complicado tan sólo tenemos que bajar por la cresta de los Pájaros. Un camino difícil en el que pasamos de correr a agarrarnos con manos y dientes a las peñas para evitar resbalones de pronóstico reservado.

Después, ya solo nos queda bajar hasta la laguna de los Pájaros para disfrutar de la vuelta hacia Cotos por las peñas, prados y charcos ensoberbecidos que en su tiempo estuvieron debajo de una gruesa capa de hielo. Eso sí, compartiendo la experiencia con decenas o cientos de excursionistas que suben a pasar el día. Atraídos por esa montaña más alta que ninguna.

2h 30 min







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